¿COMPRA SENSATA EN NAVIDAD?
En nuestro comportamiento como personas consumidoras existen muchos aspectos que, analizándolos, resultan inadecuados y poco racionales, pero que se aceptan como habituales y perfectamente normales. Recorremos kilómetros para ir a un hipermercado por ahorrar unos céntimos de euro y acabamos con un carro lleno de cosas que no habíamos pensado comprar (muchas de ellas superfluas o inútiles). Incluso podría ocurrir que al final olvidamos comprar lo que teníamos pensado, aunque ese era el motivo inicial para entrar en el establecimiento. A menudo compramos artículos cuyo importe ordinario desconocemos solo porque el gran tamaño del cartel anunciador del precio nos hace creer que nos encontramos ante una oferta. Otras veces nos lanzamos a aprovechar “magnificas oportunidades” de hacernos con productos que nunca habíamos pensado comprar ni necesitamos, y de cuya adquisición nos arrepentiremos (o preferiremos olvidar) a los pocos minutos de haberla efectuado.
Para reflexionar sobre las causas de este comportamiento y como evitarlo le invitamos a leer la información y los consejos que siguen a continuación. Queremos ayudarle para que sea usted, quien decida en que quiere gastar su dinero, para que desarrolle una conciencia crítica hacia las influencias consumistas que le rodean y para que en suma sea una persona consumidora sensata y sepa proteger su bolsillo del gasto incontrolado.
LA COMPRA SIN CONTROL Y LOS “ERRORES DE CALCULO”
Cuando la persona consumidora entra a comprar a un supermercado, hipermercado o gran almacén acaba gastando, por termino medio un 20% mas de lo que tenia previsto antes de entrar al establecimiento. ¿Por qué este aumento de gasto? Se debe a que si no sabemos controlarnos es muy fácil que caigamos en la compra irreflexiva o descontrolada, es decir, compramos artículos que no teníamos previsto comprar o los compramos en una mayor cantidad de la prevista.
Una de las causas por la que gastamos en los centros comerciales mucho mas de lo que pensábamos cuando entramos en ellos, es que hasta que pasamos por la caja, no nos damos cuenta de cual ha sido el gasto realizado. Por otro lado, los errores en los tickets de compra no son infrecuentes.
Para controlar nuestro gasto hay un procedimiento muy eficaz que es apuntar e ir sumando lo que vamos comprando. Esta es una costumbre que introduce sensatez en la compra y es uno de los antídotos más eficaces contra el efecto compulsivo al gasto que provocan los comercios. Además de esta forma previene, ante posibles errores en la cuenta, la dificultad de comprobarlos y demostrarlos una vez que ya hemos pagado y estamos fuera del establecimiento.
Por otro lado, si usted es de esas personas que siempre acaban comprando mas de lo que habían previsto, puede intentar también un truco para romper este habito: antes de pasar por caja, una vez efectuadas sus compras, compruebe la cantidad de lo comprado y compárelo con lo que había presupuestado. Si ha comprado más de lo previsto, devuelva a las estanterías los artículos menos necesarios. Comprobara que a menudo hay en su carro muchos artículos que no creía haber comprado y que introdujo de forma casi inconsciente. Ya vera como al salir del establecimiento se siente mucho mejor consigo mismo.
LOS “PREJUICIOS” DEL QUE COMPRA: RELACION CALIDAD-PRECIO Y LAS PREFERENCIAS DE MARCA
En los temas que tiene que ver con la relación calidad-precio, y la importancia de la marca, la persona consumidora suele estar llena de contradicciones y dudas. Por un lado se acepta mayoritariamente que “no siempre lo mas caro es lo mejor”, y que “las marcas que mas se anuncian son mas caras, aunque sus productos sean iguales que los de la competencia”, pero por otro lado muchas veces ante dos productos parecidos optamos por el mas caro, dando por supuesto (a menudo sin ningún fundamento) que será mejor.
Aunque algunas de las ideas o prejuicios mas extendidos a la hora de comprar pueden tener fundamento, no debemos dejarnos llevar a ciegas por ellos. Por ejemplo algunos fabricantes mantienen sus productos mas caros que la competencia (aunque no sean mejores) confiados en que eso les da una imagen de calidad. Debemos fijarnos en datos objetivos: el precio, el etiquetado, la garantía que ofrece, informes de especialistas o personas de confianza que conozcan el producto, etc. Y no olvidar nunca que, a igualdad de características de un producto, lo mejor para la persona consumidora es siempre lo más barato.
También se comete a menudo el error de comprar artículos de una determinada marca, sin valorar si su calidad o precio los hacen mejores o peores que otros similares de otras marcas. Este “marquismo” –llevado a su extremo- es una conducta nada aconsejable (y en la que los niños y jóvenes son propensos a caer) y es en gran parte debida a la influencia de un cierto tipo de publicidad y de un entorno social que relaciona algunas marcas con prestigio social o status económico, o hace de otras, señas identificativas de ciertos modos de vida atractivos o de personajes populares.
Aunque parezca una obviedad, lo cierto es que las marcas conocidas solo son eso: “marcas conocidas” y en principio el producto no es, por este solo hecho, mejor ni peor. Insistimos en que debe fijarse en el precio, en el peso, en el etiquetado, etc., o sea, en consideraciones objetivas que hagan referencia al producto, porque esto es lo realmente importante.
DIVERSIFICAR LAS COMPRAS
Muchas personas consumidoras acaban comprando por costumbre en un mismo establecimiento sin que exista un motivo racional para ello. No es extraño que esta preferencia no se refiera al más cercano, ni que sea fruto de la comparación de precio con otros establecimientos. En realidad, una buena persona consumidora es aquella que diversifica sus compras tanto como le es posible, adquiriendo cada producto en el lugar donde se vende mas barato, a igual calidad. Es irreal pensar que un establecimiento es siempre el mejor para todo tipo de productos: si comparamos veremos que en uno podemos aprovechar sus ofertas, en otro la calidad de determinados productos, y en otro el mejor precio general de los productos básicos.
Además debemos tener en cuenta que una vez dentro de un establecimiento, no tenemos referencias objetivas sobre el precio de los productos. Por ello, sobre todo cuando hacemos la compra de alimentación y artículos domésticos, creeremos que un producto es caro o barato solo en función de la comparación con otros productos similares del mismo establecimiento y calificaremos un establecimiento como caro o barato en función de unos pocos artículos básicos o destacados. Esto hace que muchos comerciantes coloquen los productos que desean vender junto a otros mas caros, (para que parezcan relativamente baratos) o en una posición intermedia entre otros extremadamente caros o baratos, para que parezca una sensata “opción intermedia”.
Tengamos, pues, cuidado con el “efecto halo” que hace que tendamos a pensar que un establecimiento es caro o barato basándonos en el precio de unos pocos artículos significativos. Si efectivamente le consta que un articulo tiene un precio económico, adquiéralo, pero no de por sentado por ello que los demás artículos del mismo establecimiento van a ser igualmente baratos.