Trasvase masivo de consumidores eléctricos
Un millón de clientes al año abandonan el paraguas protector del mercado regulado de la luz y se cambian, sabiéndolo o no, al negocio libre, en el que las compañías campan a sus anchas
El trasvase de consumidores que se movían en el más protegido negocio regulado de la electricidad hacia el inseguro mercado libre es ya imparable. E incluso masivo. Es lo que reflejan los datos oficiales que maneja la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Según estos, se producen una media de un millón de cambios al año, y la cartera de clientes del libre supera en casi cinco millones a la del regulado. Así, el primero tiene registrados 15 millones de contratos; el segundo, 11,2 millones. Pero no siempre ha sido así. De hecho, hasta el 2015 había más abonados en el supervisado por el Gobierno, pero perdió su hegemonía al año siguiente y la distancia se agranda cada vez más.
El goteo de cambios empezó a avanzar a paso ligero a partir del 2014. ¿Por qué? La campaña de las comercializadoras para captar clientes hacia el negocio libre se intensificó cuando el mercado regulado empezó a estarlo un poco menos. La revolución se empezó fraguar en diciembre del 2013. Por aquel entonces, el coste de la energía que los consumidores pagaban en el recibo de la luz contratado con las compañías autorizadas por el Gobierno para operar en el negocio regulado se fijaba en unas subastas trimestrales. Por tanto, el precio era el mismo durante tres meses seguidos. Pero en la puja que tenía que celebrarse el último mes del 2013 ocurrieron anomalías que provocaron la intervención del entonces ministro de Industria, José Manuel Soria. Este decidió eliminar para siempre ese sistema de fijación de precios por las sospechas de manipulación y sustituirlo por el mercado mayorista de electricidad, que ya existía, y que introdujo cierta dosis de competencia en un mercado muy intervenido por el Gobierno de turno.
Clientes en el mercado eléctrico
El cambio de referencia de tarifas se hizo oficial en abril del 2014. A partir de entonces, el coste de la electricidad que paga el consumidor es extremadamente volátil, tanto como que varía de una hora para otra, lo que dificulta todavía más mantener un control mínimo sobre el gasto de los hogares en energía. Con la excusa de esta inestabilidad, las comercializadoras echaron el resto para convencer a los clientes para que contrataran en el mercado libre precios fijos cada mes. En este negocio, el Gobierno no interviene en absoluto y es el cliente el que pacta con su compañía tarifas, condiciones del contrato y servicios adicionales al suministro eléctrico (que en el regulado están prohibidos).
El resultado de estas campañas de captación está a la vista: el mercado libre gana terreno al regulado. Pero ¿es tan malo estar en el primero? Si se sabe negociar, no. Si no, el cliente acabará pagando más por lo mismo o por servicios que en realidad no necesita.
Margen de beneficio controlado
Hay que tener en cuenta que en los contratos de suministro respaldados por el ministerio hasta el margen de beneficio de las compañías está fijado por real decreto; en los de mercado libre, hace honor a su nombre.
El propio regulador del sector, la CNMC, está muy pendiente de todos los movimientos de clientes y ha censurado en numerosas ocasiones el modo de actuar de los comerciales de las eléctricas. En uno de sus últimos informes al respecto denunció la proliferación de cambios de contrato que carecían delconsentimiento expreso del titular. O sea, fue engañado, o al menos, no recibió toda la información de la que debería disponer. Es práctica más o menos común que el comercial obvie explicar al consumidor que la aceptación del contrato que le ofrece supone el traspaso de un mercado a otro (la dirección es casi siempre la misma: del regulado al libre) y las consecuencias que eso supone.
Competencia recomienda encarecidamente leer con detenimiento la oferta antes de firmarla y utilizar también el comparador que el regulador tiene disponible en su página web.
Durante el 2017, la CNMC impuso multas que suman 155.000 euros a Endesa, Viesgo, Iberdrola y Gas Natural Fenosa por incumplir sus obligaciones en los cambios de comercializador. Además, tramita otros ocho expedientes sancionadores, todavía no resueltos, por la misma causa. Competencia añade que, además, tramitó 119 casos de denuncias de consumidores por cambios de comercializador sin su consentimiento. Para acabar con estas situaciones engañosas, el regulador vuelve a recomendar a las compañías que aumenten los controles sobre sus comerciales, de modo que faciliten información clara y completa y se aseguren de que el cliente la comprende y que acepta las condiciones.
F. Fernández (Redacción La Voz)