La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda a las mujeres embarazadas, que estén planificando estarlo o en lactancia, y a los niños menores de 10 años no consumir pescados con alto contenido en mercurio como pez espada/emperador, atún rojo, algunas especies de tiburón y lucio.
Una actualización de las recomendaciones de la AESAN, dependiente del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a los grupos de población vulnerable se extiende también a los niños de entre 10 y 14 años, que deben limitar el consumo de esos pescados a 120 gramos al mes, según publica en su página web.
Este organismo explica que la toxicidad del mercurio (Hg) depende de su forma química, tipo y dosis de exposición y edad del consumidor.
Su forma orgánica (metil-mercurio) posee una elevada toxicidad, se disuelve fácilmente en la grasa y atraviesa la barrera hemato-encefálica y la placenta pudiendo provocar alteraciones en el desarrollo neuronal del feto y en niños de corta edad.
El metil-mercurio se encuentra mayoritariamente en pescados y mariscos, donde puede llegar a representar más del 90 % del mercurio total.
Derivado de la contaminación medioambiental, los peces acumulan mercurio en su organismo a lo largo de su vida y esto ocurre especialmente en aquellas especies de gran tamaño como los grandes depredadores, que suelen ser migratorios, lo que hace que no sea posible excluirlos de las aguas menos contaminadas.
No obstante, la AESAN considera que el pescado es una parte importante de la dieta debido a la calidad de su proteína y su grasa, con aminoácidos esenciales en cantidad más que adecuada, escasa cantidad de grasas saturadas y una importante proporción de ácidos grasos omega 3 y de vitaminas A, D, E, B6 y B12.
Por ello, recomienda el consumo de 3-4 raciones por semana de especies con bajo y medio contenido en mercurio a embarazadas y mujeres que estén planificando ser madres o estén lactando, así como a niños de hasta 14 años, procurando variar las especies entre pescados blancos y azules.