En el Portal del Cliente Bancario hemos advertido muchas veces sobre la importancia de leer bien lo que firmas cuando abres una cuenta, contratas un préstamo o adquieres cualquier otro producto bancario para no llevarte después sorpresas.
Hoy en día, los sistemas de firma han evolucionado y con frecuencia se usan para ello dispositivos digitales. Son cómodos, no malgastan papel y permiten a las entidades una eficaz custodia de tu firma. Pero además de estas ventajas obvias, es importante que como consumidores seamos conscientes de que cuando firmamos en una tableta (o cualquier otro dispositivo) estamos asumiendo las mismas responsabilidades que si lo hiciéramos sobre un papel.
En ocasiones, en el banco te han podido decir que firmes en un soporte digital en el que tú apenas percibes algunos datos y un recuadro pequeño para que estampes tu rúbrica, pero no puedes ver todo el documento en cuestión.
Lo más habitual (y lo correcto) es que previamente te muestren el contrato y te aclaren lo más destacado de su contenido. Pero a veces no es así, bien sea por las prisas propias o por recortes del tiempo de atención a la clientela.
En ocasiones, firmas en la tableta, la persona que te ha atendido va a la impresora y trae el documento ya suscrito por ti.
En ocasiones, puede tratarse de la información precontractual (que aún no has recibido) o de un contrato que te compromete y hay veces que, con posterioridad, te puedes arrepentir de haber firmado cosas de las que no eras plenamente consciente.
Recuerda que siempre que firmas en estos dispositivos adquieres la misma responsabilidad que si lo hicieras sobre un documento de papel. Actúa como siempre: exige el documento íntegro y pide toda la información necesaria para entender qué vas a firmar.