La decisión de Google de aceptar las medidas de Donald Trump y dejar de prestarle servicio a la firma china abre un escenario plagado de interrogantes. Sus próximos terminales no podrán usar el sistema operativo Android, el de mayor popularidad del mundo, ni sus servicios.
Este veto se produce en pleno desarrollo y despliegue de las futuras redes móviles de quinta generación . Pataleta o no de HYPERLINK "https://www.abc.es/tecnologia/abci-trump-prohibe-empresas-eeuu-hacer-negocios-huawei-201905200914_video.html"Trump, la decisión del gigante de internet Google de romper con uno de sus principales valedores puede abrir una importante brecha en una industria que mueve anualmente medio billón de dólares. Una crisis sin precedentes. Y eso que, todavía, se desconoce si le seguirán los pasos otras firmas chinas que, en los últimos tiempos, han «democratizado» el mercado rebajando considerablemente los precios de los dispositivos móviles.
Los posibles escenarios y las consecuencias son imperceptibles ahora mismo. Incalculables como las posibles pérdidas económicas que puede sufrir el fabricante de telefonía móvil. Con todo, Huawei Technologies Co Ltd perderá acceso inmediato a las actualizaciones de Android y las próximas versiones de sus móviles tampoco contarán con aplicaciones y servicios como Google Play Store o, incluso, Gmail. Pero, por ahora, queda por saber si el veto de Google se aplicará a todos los móviles actuales de Huawei o será también para los que se lancen en el futuro.
Lo que está claro es que todavía es pronto para conocer el impacto de este anuncio histórico, pero es posible que se resuelva más o menos. Es poco probable. Nada más conocerse la decisión del gobierno estadounidense, Google ha querido mandar un mensaje de tranquilidad entre sus usuarios, aunque se espera que este veto tenga un gran impacto.
«Estamos cumpliendo con la norma y analizando las implicaciones. Para los usuarios de nuestros servicios, Google Play y las medidas de seguridad de Google Play Protect -herramienta antimalware- continuarán funcionando en los dispositivos Huawei existentes», aseguran en un comunicado fuentes de la compañía desarrolladora de Android.
En un comunicado enviado a ABC, Huawei ha asegurado que va a seguir proporcionando actualizaciones de seguridad y servicios postventa a todos los «smartphones», tabletas y dispositivos de la marca (y de su segunda marca, Honor), tanto a los que ya se hayan vendido como a los que siguen estando en stock en todo el mundo. «Seguiremos construyendo un ecosistema de software seguro y sostenible, para ofrecer la mejor experiencia a todos los usuarios del mundo», apuntan.
La mayor consecuencia del usuario de un móvil Huawei es que no podrá descargar nuevas aplicaciones y no recibirá soporte de Android. Aunque Google ha insistido en que Huawei sí contará con la tienda (Google Play) y, por tanto, con posibilidad de descargar aplicaciones, pero se desconoce qué sucederá con las futuras actualizaciones y parches de seguridad. En caso de que esto suceda, sus móviles actuales peligran en manos de los consumidores porque, en la práctica, se quedarán obsoletos.
A largo plazo dejarán de funcionar de forma correcta.La mayor conscuencia, la más esperable al menos, es que no se van a poder descargar nuevas aplicaciones en el teléfono a través de la tienda virtual de Google, aunque los servicios que ya se tengan descargados sí se podrán actualizar. Es decir, se podrá continuar utilizando servicios como Gmail, Translate, Maps o Hangouts, pero no actualizar Android. Si es de los que se acaban de comprar uno el susto va a ser mayúsculo y obligaría a adquirir un nuevo terminal próximamente.
Al aplicarse estas medidas por parte de Google y el gobierno de EE.UU., el futuro de Huawei pende de un hilo en este mercado. Y más teniendo en cuenta la siguiente controversia Intel, Qualcomm o Broadcom han informado a sus empleados, según el medio Bloomberg, que dejarán de facilitar componentes a Huawei «hasta nuevo aviso».
«Aquí hay una guerra que es más que comercial porque, de hecho, tiene que ver con el dominio de internet por un lado y, por otro, el dominio de los sistemas operativos y la supuesta guerra de espionaje. Es una guerra por los dos bloques que están intentando dominar internet», sostiene a este diario Borja Adsuara, jurista experto en derecho digital.
En estos momentos, no existen evidencias de que los móviles de Huawei hayan empezado a sufrir algún tipo de problema técnico, ralentización o imposibilidad de descargar aplicaciones. Los expertos creen que el mayor impacto se aprecierá en próximas semanas. «Es una jugada más dentro de una partida de ajedrez. En principio, lo que veo es que es una forma de retirar el apoyo. La siguiente jugada de China puede ser solo dos: desarrollar su propio sistema operativo, que es a lo mejor lo que quiere Estados Unidos. La otra jugada es ir a Linux; que China se convierta en el principal soporte del tercer sistema operativo que nunca ha sido competencia de Android o iOS. Sin embargo, en el momento que tenga el soporte chino volverá a ser sospechoso», apunta.
A diferencia de Apple, que se encarga de desarrollar tanto el hardware como el software a la misma velocidad, con lo que está en condiciones de controlar su evolución, Android es un sistema operativo libre. Teóricamente, los fabricantes de teléfonos deciden incorporar este ecosistema que ha contribuido a una reducción de costes y a favorecer la libre competencia del mercado.
Pero apostar por este sistema se paga un precio; el creador del dispositivo no controla prácticamente nada sobre su actualización y desarrollo. En muchas ocasiones, sin embargo, son las propias marcas las que incorporan las llamadas capas de personalización basándose en el propio sistema Android. Poco más que añadir algunas funciones propias o diseños particulares.
Desarrollarlo desde cero es costoso, no solo en términos económicos, sino en una dimensión temporal: este sistema operativo se lanzó en 2008. Ha pasado mucho desde entonces. Aunque no se sabe con exactitud, en los dos últimos años ha trascendido que Huawei ha estado incluso probando su propio ecosistema.
El vicepresidente de productos móviles de Huawei confirmó en 2016 en un chat de la red Weibo que la compañía estaba preparando su propio sistema operativo, que podría llamarse Kirin OS, pero esta opción conllevaría otro problema adicional: convencer a las empresas desarrolladoras a que le den soporte puede ser una tarea muy complicada. Ha habido otros muchos intentos y, la mayoría, como en el caso de FirefoxOS, han resultado un fracaso. En caso de poder avanzarlo pronto se resolverían todos los problemas para los propietarios de un terminal de la marca pero sería como empezar de cero.
En caso de estar afectado por el veto, los usuarios y propietarios de teléfonos de esta marca pueden reclamar. Es sus términos de uso incluso la firma reconoce que el sistema operativo (en este caso, Android) forma parte del producto adquirido y puede generar responsabilidades en caso de mal funcionamiento. La garantía del producto incluye el uso del software, según consta en la página web oficial.
Expertos en asistencia legal de Legálitas aseguran que Huawei debe facilitar a sus clientes una solución para el caso en que el sistema operativo Android ya no actualizara los móviles, algo que va más allá de los plazos de la garantía (2 años después de la compra). «Es de esperar que Huawei busque una solución a los clientes afectados y que durante años han utilizado sus móviles, depositando su confianza en la marca. No obstante, de no ser así, y a medida que los móviles fueran quedando obsoletos por falta de actualización de las aplicaciones, los perjudicados siempre tendrían derecho a reclamar una solución para que sus terminales puedan funcionar correctamente».