Jueves, Julio 9, 2020
Tras autorizar el cobro de un recibo en la cuenta de un banco, pueden darse errores por el cargo de importes no correctos o por cargar servicios no disfrutados, tal y como ha ocurrido durante los meses de estado de alarma debido a la pandemia del coronavirus. Devolver una factura es algo que permiten las entidades, pero siempre se debe justificar la razón con el fin de evitar cortes de suministros o la inclusión en un listado de morosos.
En cuanto a los plazos del trámite, los usuarios disponen de un plazo de ocho semanas para proceder a la devolución de recibos domiciliados y de 13 meses para los no autorizados, tal y como recuerdan en el blog de Bankia. Tras la solicitud, pueden darse dos situaciones: que el cliente reciba el reembolso en un periodo de diez días laborales o que la entidad rechace la devolución y se deba recurrir a una reclamación y en algunos casos, a la vía judicial.
También puede ocurrir que ante la falta de abono de la factura, la empresa proceda a incluir al usuario en una lista de morosos al alegar que se ha producido un impago injustificado o que se siguen disfrutando los servicios de dicha compañía. De hecho, no existe una cantidad mínima para que nuestro nombre aparezca en uno de estos ficheros, aunque la compañía en cuestión sí deberá haber practicado un requerimiento previo al deudor. Además, la compañía que presta los servicios puede recurrir a cortar el suministro, aunque también tendrá que prevenir antes al consumidor. Por este motivo, es aconsejable pagar la factura y pedir después el reembolso de las cantidades cobradas de más.