¿Qué se entiende por tarjeta revolving?
Según define el Banco de España, las tarjetas revolving son aquellas en las que el titular dispone de un límite de crédito determinado, que puede devolver a plazos a través del abono de cuotas periódicas.
El problema radica en que la deuda se va renovando mensualmente, es decir, disminuye en función del pago de las cuotas que se van abonando cada mes, pero se incrementa si se va utilizando nuevamente la tarjeta. Si tenemos en cuenta que el interés remuneratorio que se aplica a estas operaciones a crédito suele ser habitualmente muy elevado, esto supone que la amortización de la deuda se puede alargar durante muchos años, especialmente si la cuota mensual a pagar es baja, de modo que el consumidor acaba pagando una cantidad ingente en concepto de intereses.
A todo esto, se añade el problema que, al ir variando la deuda, no puede existir un cuadro previo de amortización que sirva de guía. El usuario muchas veces no es consciente del importe que le queda pendiente de amortizar, teniendo la sensación de que solo hace que pagar y pagar sin que la deuda disminuya.
Entonces, ¿se puede considerar abusivo el interés que se aplica a las tarjetas revolving?
Para tratar de contestar a esta pregunta, hay que retroceder a la Ley de 23 de Julio de 1908, de represión de la usura, en cuyo artículo primero se indica que “será nulo todo contrato de préstamo en que se estipule un interés notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso”.
Como vemos, esta norma tiene más de un siglo de antigüedad, por lo que no nos aporta tampoco excesiva claridad a la hora de determinar si estamos ante un interés usurario. Para ello, tenemos que acudir a la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que sí nos aporta algo más de luz a esta cuestión.
En este sentido, es especialmente importante la Sentencia del Tribunal Supremo de 4 de marzo de 2020. En esta sentencia se precisa que para determinar si el tipo de interés puede considerarse abusivo, hay que fijarse en el tipo de interés medio aplicable a las operaciones realizadas con tarjeta de crédito. Esta información aparece desglosada por categorías en los cuadros estadísticos que periódicamente publica el Banco de España sobre los tipos de interés aplicables.
Teniendo en cuenta que el tipo de interés medio está fijado alrededor del 20%, esto lleva a concluir que en aquellos casos en que el interés remuneratorio exceda de forma significativa este porcentaje, estaríamos ante una cláusula abusiva, y por lo tanto nula de pleno derecho.
Hay que precisar que el tipo de interés en el que hay que fijarse es el TAE, o Tasa Anual Equivalente, que incluye las comisiones y gastos derivados del contrato y que permite conocer cuál es el interés real que se está pagando por el crédito, a diferencia de lo que ocurre con el interés nominal.
Cómo reclamar ante un interés abusivo
Recopila la documentación
Una vez se ha podido verificar que el interés que se está aplicando puede considerarse abusivo, lo primero que tiene que hacer el cliente es recopilar toda la documentación de la que disponga: el propio contrato de crédito y el detalle de las operaciones realizadas hasta la fecha, información que debe ser aportada periódicamente por la entidad financiera.
Solicita por escrito la modificación del interés y la devolución de lo pagado de más
Con toda esta documentación, es importante ponerse en contacto por escrito con el departamento de atención al cliente de la entidad financiera, solicitando modificar a la baja el tipo de interés aplicable a la tarjeta, así como la devolución de las cantidades que el consumidor hubiera pagado de más.
Inicia una reclamación judicial solicitando la nulidad de la cláusula
En el supuesto de que esta reclamación extrajudicial no fuera atendida, el consumidor tiene abierta la posibilidad de iniciar una reclamación judicial solicitando la nulidad de la cláusula relativa al tipo de interés y la devolución parcial de las cantidades abonadas.
En conclusión, y basándonos en el criterio seguido por los tribunales, y particularmente por la sentencia del Tribunal Supremo a la que antes hacíamos referencia, es posible afirmar que, en muchos casos, el consumidor dispone de mecanismos legales suficientes para actuar contra la entidad financiera y conseguir que se declare la nulidad de la cláusula que fija el tipo de interés de estas operaciones a crédito. Es frecuente encontrarnos con tipo de interés remuneratorio del 24% al 27%, muy por encima del interés medio del 20% fijado por el Tribunal Supremo.