Miércoles, Marzo 25, 2020
El coronavirus y la cuarentena impuesta por el Gobierno para contener la expansión de la enfermedad han truncado los planes de millones de consumidores que, bien por obligación o bien por precaución, no van a poder disfrutar ciertos servicios que contrataron antes del estallido de la crisis sanitaria. Al menos, de momento.
Viajes escolares, clases en academias, noches de hotel... La lista de actividades suspendidas es interminable. Muchos se preguntan a estas alturas si tienen derecho a cambiar sus reservas o, al menos, a recuperar el dinero. Los expertos advierten de que el consumidor no las tiene todas consigo, teniendo en cuenta que la ley no contempla algunas de las situaciones más comunes que ha provocado la pandemia. El éxito de las reclamaciones dependerá, por tanto, de las circunstancias de cada caso y de la letra pequeña del contrato.
Con la entrada en vigor, el sábado 14 de marzo, del estado de alarma se decretó la suspensión de todos los actos, verbenas y desfiles públicos programados.
Por lo general, las empresas organizadoras están intentando posponer los diferentes espectáculos para reducir el impacto económico de la medida. No obstante, si al consumidor no le va bien la nueva fecha, por supuesto tendrá derecho a reclamar el importe de la entrada pagada.
En todo caso, no se podrán retrasar eventos que pierdan su razón de ser. Como, por ejemplo, un palco para ver la semana santa de Sevilla o un concierto por motivo de las Fallas de Valencia. En estos casos, las empresas no tendrán más remedio que devolver el dinero.
Gimnasios, comedores escolares y academias
El estado de alarma también ha supuesto el cierre temporal de locales y negocios no esenciales entre los que se encuentran los gimnasios, los comedores escolares y las academias de idiomas. Cuando se dictó el Real Decreto muchos usuarios ya habían pagado la mensualidad e incluso trimestres y cursos enteros. ¿Pueden dejar de pagar?
La ley actualmente no prevé una solución para los contratos temporales o de tracto sucesivo que se han visto suspendidos por un motivo ajeno a la empresa, como es el coronavirus y las restricciones aprobadas por las autoridades para impedir su propagación. Por ello, lo más aconsejables es que los consumidores contacten con las empresas para reclamar la parte proporcional de la cuota o, en su caso, valorar otras opciones. Lo más lógico sería que el prestador del servicio devolviera al usuario el dinero o que, de lo contrario, ambas partes alcanzaran un acuerdo.
Devolución de compras
Es posible que el usuario comprara un producto en una tienda física que le dio opción a descambiarlo en un plazo de 30 días y que ahora el establecimiento se encuentre cerrado. El Gobierno dejó en suspenso, el pasado martes 17 de marzo, todos los plazos de devolución para evitar desplazamientos innecesarios. Por tanto, el cliente podrá descambiar el artículo cuando finalice el estado de alarma, sin ningún problema.
Billetes de tren y autobús
Las autoridades sanitarias desaconsejan viajar, salvo que sea estrictamente necesario. Renfe ha puesto en marcha un servicio para cambiar o anular billetes sin coste alguno para todos los pasajeros que tuvieran previsto viajar en fechas posteriores a la declaración del estado de alarma.
Las líneas de autobús se han visto afectadas por el descenso en el número de viajeros. Si el viaje se cancela, se deberá devolver el importe del billete. Ahora bien, si es el pasajero el que desea no viajar a una zona de riesgo o modificar su reserva por precaución, habrá de ponerse en contacto con la empresa de transporte y comprobar si se están dando facilidades para cambiar la fecha del billete o directamente cancelarlo. Dicho de otro modo: no hay una norma que obligue a la devolución automática del dinero en estos casos, por muy justificados que estén, y todo dependerá de la política de cancelaciones de cada compañía.
Viajes en avión
Ante la crisis sanitaria mundial muchos han decidido cancelar sus viajes pero no saben cómo actuar. Lo primero es revisar las condiciones de cancelación del billete o del contrato:
Si es una tarifa flexible. No hay problema, porque ofrecerá opciones de reembolso o cambio de fechas.
Si es una tarifa low cost. Se puede reclamar el reembolso del importe íntegro del billete, sin que sea aplicado ningún tipo de penalización, con el argumento de que la decisión de no volar es fruto de una causa de fuerza mayor, ya que el Gobierno prohíbe ahora realizar el viaje al restringir la libertad de circulación, y antes del estado de alarma recomendaba no realizarlo. Es posible que la compañía ofrezca un bono para viajar tras la finalización del estado de alarma. Si se acepta hay que exigir que el importe sea el mismo que el del billete y que el plazo para volar sea razonable.
Para solicitar la cancelación de su vuelo, hay que ponerse en contacto con la compañía aérea o con la empresa, agencia u operador turístico a través del cual se reservaron los vuelos y solicitar:
El cambio o aplazamiento del vuelo para una fecha posterior
La cancelación del viaje y el reembolso del precio pagado sin gastos.
Reservas de hotel
El Gobierno ha acordado el cierre de todos los hoteles y alojamientos turísticos en todo el territorio nacional, a partir del jueves 26 de marzo. Al tratarse de una decisión del Ejecutivo, apoyada en una situación de emergencia sanitaria, los clientes podrán recuperar las reservas que hicieran a partir de esa fecha y hasta que termine el estado de alarma.
La situación legal se complica cuando es el consumidor el que decide no alojarse en un establecimiento que está situado fuera de España y no tiene seguro de cancelación a todo riesgo. En opinión de algunos juristas, el interesado podría alegar causas de "fuerza mayor" al haberse declarado una pandemia a escala internacional.
Otros apuntan, sin embargo, que no hay que confundir las declaraciones y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con circunstancias que impidan hacer uso de una habitación de hotel en cualquier parte del planeta. En todo caso, lo recomendable es hablar con quienes se haya contratado el alojamiento para intentar flexibilizar los cambios o, en su caso, las cancelaciones pertinentes.