A pesar de que puede dar un respiro a nuestros bolsillos, seis de cada diez familias no conocen qué diferencias guarda el mercado regulado con respecto al libre
Cambiamos para siempre el día en que nuestros hogares se convirtieron en oficinas, escuelas y lugares de entretenimiento. Levantarse más tarde, comer y cenar en casa, videollamar a nuestros seres queridos, comprar online o trabajar sin pisar la oficina… Hacer la vida en nuestros hogares disparó el consumo de luz durante el confinamiento. Aunque este cambio de rutinas supuso un importante varapalo para las carteras de los españoles, también les llevó a replantearse si estaban pagando la tarifa que necesitaban o si, en realidad, perdían dinero sin darse cuenta. Para ahorrar, hay que dedicar un tiempo a buscar qué hay más allá de nuestra compañía. No es tan complejo como parece y desde aquí vamos a ayudarte.
El mercado libre de las compañías eléctricas
En el mercado eléctrico español existen más de 300 comercializadoras en el ámbito doméstico, si bien cinco grandes compañías de luz acaparan más del 85 % de la cuota de mercado: Iberdrola, Endesa, Naturgy, EDP y Repsol. En los últimos cuatro años, las compañías independientes, más pequeñas, han ganado parte del pastel que se repartían las tradicionales. Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), entre 2015 y 2019 las comercializadoras independientes pasaron de tener una cuota de mercado del 9,4 % al 15,7 %, mientras que Iberdrola, por ejemplo, cayó del 39,4 % al 35,6 %.
Estas cifras demuestran que cada vez somos más conscientes de que hay otras opciones más allá de las eléctricas “de siempre”. Hay decenas de compañías que, aunque tienen una cuota de mercado mucho más pequeña, son capaces de ofrecer tarifas atractivas, por lo que conviene echar un vistazo a todas.
Muchas de esas entidades independientes (como Bulb, Holaluz, Lucera o Gana Energía) nacieron ofreciendo ya electricidad verde, que se genera a partir de fuentes limpias, como la eólica, solar o mareomotriz, y sin emisión de gases efecto invernadero. Hoy en día, casi todas las compañías ofrecen electricidad verde en sus tarifas y el precio es el mismo que el de la electricidad no limpia, ya que este no depende de la forma en que se haya obtenido la energía.
Hace más de una década, además, aparecieron una serie de cooperativas eléctricas (Goiener, Som Energía, Nosa Energía o Zeiner) de ámbito regional que, en la actualidad, aglutinan más de 85.000 socios y permiten al consumidor participar de forma más activa en su relación con la compañía. Los beneficios se invierten directamente en la cooperativa y en sus acuerdos de colaboración con instituciones trabajan por un modelo energético más limpio, apuntan desde el Observatorio Crítico de la Energía.
Las cooperativas suelen reducir el precio de la potencia a cambio de subir el de la energía consumida para fomentar el ahorro energético y que el consumidor tienda a gastar menos luz o a incorporar instalaciones de autoconsumo. Esto último es particularmente interesante ya que, si se tiene paneles solares instalados en la red eléctrica, desde este año y por Real Decreto la entidad contratada descontará de la factura 5 céntimos por cada kWh que consumas de tu propia producción.
Todo este mapa de compañías y entidades forma parte de lo que se conoce como el mercado libre, en el que son estas empresas las que deciden los precios que cobran a sus clientes por la luz. Según el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), seis de cada diez suministros eléctricos están en este mercado. El resto consumen la luz del mercado regulado, donde es el Gobierno el que marca los límites a los precios.
¿Qué es el mercado regulado?
A pesar de que puede dar un respiro a nuestros bolsillos, seis de cada diez familias no conocen qué diferencias guarda el mercado regulado con respecto al libre. Desde el 1 de abril de 2014, los hogares pueden recibir su suministro eléctrico con una tarifa regulada por el Gobierno, que se llama PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor). Es el precio máximo que pueden ofrecerte las compañías que operan dentro de este mercado.
El PVPC depende del precio de venta de la luz en un momento concreto, por lo que cambia cada hora de cada día. También suele influir en la tarifa final si es primavera (la luz suele ser más barata) o invierno (se encarece); o si, de repente, hay picos o caídas grandes en el precio derivadas de la oferta y la demanda. Esta tarifa se calcula multiplicando los kWh consumidos cada hora por el precio del kWh en cada una de esas horas.
Aunque de primeras pueda parecer confuso y poco estable, los estudios sobre el mercado regulado indican que la variación del PVPC es muy pequeña y que viene mejor para la cartera. De hecho, según nuestros cálculos sobre las tarifas que hemos analizado, una PVPC nos permitiría ahorrar cerca de 10 euros al mes en comparación con muchas tarifas del mercado libre. Traducido en facturas: si tenemos en cuenta el consumo medio de los hogares españoles que barajan las asociaciones de consumidores (4,4 kw de potencia y 366 kw/h de energía), en el mercado regulado se pagarían 67,31 euros y, en el libre, 75,89 euros.
Las entidades que venden en este mercado se conocen como “comercializadoras de referencia (COR)” y son designadas por el Ministerio de Industria. Entre ellas encuentran las grandes compañías eléctricas que participan en el mercado libre, pero con otros nombres. En total son ocho:
- Curenergia Comercializador de Último Recurso, SAU (Iberdrola).
- Energía XXI Comercializadora de Referencia, SLU (Endesa).
- Gas&Power Comercializadora Regulada, SA (Naturgy).
- Baser Comercializadora de Referencia, SA (EDP).
- Regsiti Comercializadora Regulada, SLU (Repsol).
- CHC Comercializador de Referencia SLU.
- Teramelcor, S.L. (Melilla).
- Energía Ceuta XXI Comercializador de Referencia, SA.
Desde la Asociación de Consumidores de Eléctricas, su director Francisco Espinosa asegura que el PVPC es “imbatible” hoy en día. “Lo ideal sería quedarse siempre con el precio regulado, porque tiene unos márgenes comerciales muy pequeños, en los que es muy complicado que nadie saque beneficio”. Además de ser una tarifa bastante económica, la cifra mensual que pagamos en nuestra factura de la luz puede caer más si ajustamos la potencia a nuestras necesidades reales y elegimos la discriminación horaria, que nos permite consumir de forma más barata en ciertas horas.
“La ventaja de una tarifa regulada es que el consumidor no está expuesto a situaciones de tarifas excesivas, sino que tiene un precio basado en el coste de mercado”, explica David Carralero, del Observatorio Crítico de la Energía. ¿Alguna vez ofrecen a los consumidores el PVPC cuando se han interesado por una tarifa? Carralero asegura que no es lo común. “Les interesa pasar clientes del regulado al libre para aumentar sus ingresos y no al revés”, apunta Carralero. “La CNMC ha puesto decenas de multas por estas malas prácticas”, añade.
1. Precio Voluntario al Pequeño Consumidor.
2. Ayuda del Gobierno a las personas con menos recursos para que puedan pagar sus recibos de luz.
Fuente: Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Contratar una tarifa en el mercado regulado es tan simple como llamar a la comercializadora de referencia y solicitar el cambio. Las únicas condiciones para poder hacerlo son: tener una potencia de menos de 10 kW (según Red Eléctrica Española, la potencia media contratada en los hogares españoles es de 4 kW) y aportar el Código Universal de Punto de Suministro (CUPS), que se puede encontrar en la factura bajo ese término.