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Diferencias entre caducidad y consumo preferente en los alimentos

Domingo, Octubre 25, 2020
La dieta es un aspecto imprescindible a cuidar para mantener una buena salud. Tanto es así que no consumir los productos en los tiempos adecuados puede conllevar, por ejemplo, una intoxicación alimentaria. Esto ocurre cuando se ingiere un producto que tiene bacterias, virus o parásitos. 
Por eso, las fechas que los alimentos reflejan cobran mucho sentido para nuestro bienestar. A su vez, hay que distinguir entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. A continuación, abordamos las diferencias existentes entre ambos términos:
 
Fecha de caducidad
 
Establece el calendario en el que un producto es seguro. La fecha de caducidad que indican los productos significa que, a partir de ese día, el alimento tiene riesgo microbiológico. Ocurre con productos muy perecederos como la carne y el pescado. 
Supongamos que una persona compra carne picada y la etiqueta señala que caduca al cabo de cinco días. Una vez pasen esos cinco días, la carne picada ya no debe consumirse, ya que existe riesgo de que esté en mal estado y haya bacterias que malbaratan el alimento.
En todo caso, si la carne picada no se va a consumir inmediatamente y tampoco esté prevista para los próximos cinco días, lo que se recomienda es congelarla. Cuando la descongelemos, hay que tener en cuenta que se tiene que consumir en menos de 24 horas y, si sobrara, no se puede volver a congelar.
 
Fecha de consumo preferente
 
A diferencia de la fecha de caducidad, la fecha de consumo preferente se aplica a productos más duraderos, tales como los yogures, las galletas, las pastas secas o bebidas refrescantes. En este caso, son alimentos que se pueden consumir después de la fecha indicada. Esta fecha sirve como orientación para saber cuándo van a empezar a perder algunas propiedades. Su estándar de calidad, a partir de entonces, tampoco está garantizado que sea el mismo. 
Por ejemplo, una vez haya pasado la fecha de consumo preferente, la acidez del yogur se notará más, las galletas estarán más secas o las bebidas refrescantes serán menos dulces y sabrosas porque se han descompuesto los edulcorantes.
 
Así pues, en este último caso, la fecha aporta una información más bien orientativa, mientras que la fecha de caducidad es mucho más clara: a partir de esa fecha, no se puede consumir el producto porque hay un claro riesgo de que esté en mal estado.
En consecuencia, es muy recomendable fijarse bien en las fechas indicadas en los productos y escoger aquellos que tengan una que sea lo más lejana posible. Además, es importante conservar los productos correctamente y colocarlos adecuadamente en la nevera, en el frigorífico o en la despensa. Ante la duda, las etiquetas de los productos detallan cómo conservarlos.