El nuevo euríbor está cada vez más cerca. Tras años de análisis y pruebas, el sector financiero está atando los últimos flecos para poner en marcha el nuevo indicador, al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas vivas que hay en España.
De momento, todo apunta a que el nuevo euríbor estará listo cuando acabe el verano, aunque las instituciones de la eurozona darán a la banca un breve plazo para que empiecen a utilizarlo. En cualquier caso, este nuevo indicador no podrá convivir con el actual y deberá estar plenamente operativo el 1 de enero de 2020.
El cambio de indicador responde a la necesidad de utilizar uno que se ajuste todo lo posible a la realidad. Y es que, hasta la fecha, el euríbor se basa en el tipo de interés al que los bancos están dispuestos a prestarse dinero entre sí, por lo que es un tipo hipotético. En cambio, el nuevo euríbor estará basado en transacciones reales (es decir, se tendrá en cuenta el tipo de interés al que se prestan las entidades), en el registro histórico del indicador y, por último, en esos precios teóricos que se usan actualmente.
La idea de sustituir el euríbor no es nueva. De hecho, lleva sobre la mesa desde primavera de 2017, aunque los problemas a la hora de implantarlo han retraso su puesta en marcha. ¿El motivo? Las pruebas daban un resultado muy diferente al que marcaba el mercado. No obstante, el sector ha ido afinando su cálculo para ajustarlo lo máximo posible.
Aun así, el sector es consciente de que el cambio podría provocar una nueva oleada de reclamaciones por parte de los consumidores. La idea es que el nuevo euríbor beneficie al consumidor (o eso es lo que quieren garantizar los Gobiernos), por lo que podrían producirse nuevos litigios si el euríbor que se ha utilizado hasta ahora ha beneficiado a la banca.
Recordemos que actualmente hay millones de hipotecas vinculadas al euríbor, con un saldo pendiente de pago que ronda los 400.000 millones de euros, y que el nuevo índice tendrá varias referencias como el actual: una semana, un mes, tres meses, seis meses y un año.
La llegada del nuevo euríbor se producirá en plena escalada alcista. Y es que, a pesar de que se mantiene en negativo en su cruce a 12 meses, el euríbor tocó fondo la pasada primavera y cada vez está más cerca del 0%. A la espera de cómo evolucionen el crecimiento económico de la eurozona y la inflación, las previsiones de muchos expertos sitúan al euríbor a 12 meses en terreno positivo a lo largo de este año.