No solos los comercios se volcaron en la celebración del ya famoso 'Black Friday'. Seguro que también habrá recibido en su móvil mensajes de su banco de que tiene 'preconcedido' un préstamo a condiciones inigualables -hasta por debajo del 5% TAE- para poder aprovechar a tope los descuentos, ya sea en coches, ordenadores o viajes. O incluso le habrán ofrecido chollos como minicréditos de 3.000 euros sin intereses ni comisiones. La banca es la primera en apuntarse a este tipo de campañas para echar más leña a la caldera de los créditos al consumo, un segmento que está creciendo a un ritmo vertiginoso del 21% y que está reportando pingües beneficios a las entidades financieras. El 'boom' es tal que hasta el Banco de España y Bruselas han advertido sobre el peligro de asumir riesgos excesivos. De hecho, ya se nota un repunte de la morosidad.
La tentación es grande porque, al margen de ofertas puntuales como las ligadas al 'Black Friday', el tipo de interés medio que se cobra por este tipo de préstamos se sitúa actualmente en el 7,7%, según los datos de septiembre del Banco de España. La tasa es casi el triple de la que se aplica a las hipotecas, con lo que el margen que se sacan los bancos es mucho mayor. Este alto diferencial, en el actual contexto de bajos tipos de interés, «podría estar induciendo a las entidades a buscar oportunidades de obtener mayores rentabilidades, pero que a su vez pueden llevar aparejadas mayores riesgos», alerta el supervisor en su último informe.
El propio Banco de España llama la atención sobre el hecho de que el tipo medio para los créditos al consumo con vencimiento de entre 1 y 5 años alcanza en España el 7,8% frente 4,9% de media en la zona euro. O sea, que aquí son un 60% más caros. ¿Cómo se explica esta diferencia? José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de la Banca (AEB), responde así: «Se debe, en gran medida a la mayor prima de riesgo país, a la morosidad acumulada durante la crisis en la cartera de los bancos y también por el mayor endeudamiento de las familias españolas frente a las europeas». En el otro extremo, en la asociación de usuarios Adicae aseguran que la razón es que «hay una falsa competencia porque todas las entidades ofrecen lo mismo». «Con el crédito al consumo se saca mucho beneficio en España», añaden desde Adicae.
El caso es que los préstamos para comprar coches, pagar vacaciones o una nueva tele acumulan ya cinco años de crecimiento a doble dígito. De enero a septiembre el volumen de nuevo crédito al consumo suma 25.528 millones de euros, un 21% más que en igual periodo del ejercicio anterior. La cifra es un 156% superior a la de 2013, pero todavía se sitúa lejos de los 41.000 millones que alcanzaba antes de la crisis en los nueve primeros meses del año.
Esos datos se refieren a la concesión de nuevos créditos. Cosa diferente es la evolución del saldo vivo, que depende también del ritmo de las amortizaciones. Pues bien, a diferencia de lo que ocurre con las hipotecas, que aumentaron en el segundo trimestre de 2018 por primera vez en años, el crédito al consumo lleva un lustro al alza. Según los datos del Banco de España, referentes a junio, en el último ejercicio el volumen acumulado crece a un ritmo del 15%, el doble que en la zona euro.
Para lograr esos volúmenes, la estrategia de todos los bancos es muy similar: se apoyan en los préstamos preconcedidos, su principal herramienta de marketing. Las entidades estudian la solvencia de los clientes y les ponen una puntuación. Es lo que se denomina se llama 'scoring'. A partir de ahí les ofrecen cantidades a un determinado precio y plazo. Para los mejores, el tipo de interés puede ser incluso del 4,5%. Se incentiva su fácil contratación online o través del móvil y siempre se intenta encajar un seguro con el producto.
Lo que está tirando del crédito al consumo es la financiación para la compra de bienes duraderos: coches, motos, muebles, electrodomésticos, mobiliario y, sobre todo, ordenadores, teléfonos y tablets. Aunque el crecimiento del saldo vivo de este segmento se moderó en el segundo trimestre, mantiene un incremento del 23% . Es previsible que la caída de las matriculaciones de coches a partir de septiembre, tras la liquidación de stocks por el cambio en la normativa de emisiones, tenga efecto en el tercer y cuarto trimestre.