Algunos proveedores aprovechan el miedo en torno al coronavirus para vender tratamientos falsos o subir sus precios, la UE está tomando medidas al respecto.
Con el confinamiento y el distanciamiento social, las compras en internet aumentan y algunos estafadores aprovechan la situación. La información falsa puede referirse a cualquier cosa, desde mascarillas y equipos de protección, a desinfectante para manos, algunos etiquetados como “la única protección contra el coronavirus" y vendidos por un precio muy superior al habitual. Otros aseguran que determinados productos escasean para que los consumidores compren más.
Con qué hay que tener cuidado
- Afirmaciones explícitas o implícitas de que un producto puede prevenir o curar el COVID-19.
- El uso de fuentes no oficiales. Debemos evitar las recomendaciones de supuestos médicos que apoyan productos concretos para que consumamos.
- Cuando las recomendaciones procedan de autoridades gubernamentales, expertos oficiales o instituciones internacionales deberían incluir un enlace o referencia a documentos oficiales.
- Cualquier anuncio que insista en que el producto está "disponible solo hoy" o que se agotará rápidamente.
- Afirmaciones generales como: "precio más bajo en el mercado", "único producto que puede curar la infección por COVID-19", etc.
- Precios elevados debido a los supuestos poderes curativos de los productos.
Si encuentra publicidad engañosa en internet puede informar al operador de la plataforma. Tenga en cuenta que a veces la persona que comparte la información no sabe que es falsa. Busque siempre fuentes de información fiables sobre el coronavirus: gobiernos nacionales, autoridades de salud u organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud.
¿Qué está haciendo la UE?
Para abordar el problema de las estafas en internet que rodean el brote de coronavirus, la Comisión Europea y las autoridades de protección al consumidor de los Estados miembros han tomado medidas conjuntas. El 20 de marzo de 2020, las autoridades de protección al consumidor emitieron unas directrices sobre las estafas y prácticas engañosas más denunciadas para ayudar a las plataformas de internet a identificarlas, eliminarlas y evitar la reaparición de otras similares.
El 23 de marzo de 2020, el comisario de Justicia y Consumidores, Didier Reynders, se puso en contacto con distintas plataformas, redes sociales y motores de búsqueda para exigir su cooperación.
Engañar a los consumidores acerca de los beneficios o resultados esperados de un producto y asegurar que puede curar una enfermedad o que está disponible solo por un tiempo limitado está prohibido en la UE, gracias a la directiva sobre el comercio electrónico. Cualquier publicidad sobre el poder curativo de un producto debe estar respaldada por pruebas científicas. Las plataformas de internet que operen en la UE están obligadas a intervenir si detectan actividad ilegal en sus sitios web.
La Comisión Europea anunció que a finales de 2020 propondrá una nueva Ley de servicios digitales con el objetivo de crear un entorno digital más seguro para los usuarios y las empresas.
El 20 de octubre, los eurodiputados aprobaron sus recomendaciones en las que destacaron que el principio de «lo que es ilegal en la sociedad analógica debe serlo también en la sociedad digital», así como la protección de los consumidores y la seguridad de los usuarios, deben constituir los «principios rectores» de la futura Ley de servicios digitales.
El Parlamento también exigió que se introduzcan requisitos más estrictos que obliguen a las plataformas a comprobar y vetar a las empresas fraudulentas que utilizan sus servicios para vender sus productos y contenidos ilegales e inseguros, como, por ejemplo, la venta de equipos de protección falsos al inicio de la crisis de Covid-19.
En una resolución aprobada en noviembre de 2020, el Parlamento pidió de nuevo una mayor seguridad con respecto a los productos. En concreto, los eurodiputados reclaman más medidas que garanticen que todos los productos vendidos en la UE sean seguros, tanto si se venden por internet o en tienda física; o si provienen de un fabricante de la UE o de terceros países. Así, piden mejorar la vigilancia sobre el mercado y que los puntos de venta online asuman más responsabilidad. También exigen que se apliquen las mismas reglas a las entidades de la UE y a las procedentes de terceros países que venden productos dentro de la comunidad europea.