Sábado, Marzo 28, 2020
El planeta respira mejor. Hay una drástica reducción de la contaminación y del efecto invernadero en varias zonas del mundo. Las aguas de Venecia lucen cristalinas y las imágenes de satélites que han compartido la NASA y la Agencia Espacial Europea muestran una considerable caída de los niveles de dióxido de nitrógeno. Pero el cambio climático no se va a detener y, ya con los pies sobre la tierra, el confinamiento está haciendo que en casa utilicemos más agua, más electricidad y más gas.
Las asociaciones de consumidores vascas auguran que, con el confinamiento forzoso, «los gastos en los hogares se van a disparar». Por la sencilla razón de que «algunos nunca habían estado tan llenos tantas horas al día. Ni se había consumido tanta televisión, ni se habían puesto tantas lavadoras y lavavajillas, ni habíamos tenido la nevera llena tantos días seguidos», apunta Isabel Gorostiaga, abogada de la Unión de Consumidores de Euskadi (UCE).
Empecemos por el consumo de gas y electricidad, que ha caído en las empresas y se ha desplomado en las pymes, a diferencia de lo que está sucediendo en los hogares. El mayor uso de los electrodomésticos y de aparatos electrónicos supone un gasto extra mensual de unos 26 euros para una familia de cuatro miembros con una potencia instalada de 4,6 KWh y un consumo de 3.500 KWh, según cáculos de Selectra, el comparador número uno de luz y gas. Esto viene a ser un 50% más sobre un recibo habitual.
El mayor uso de la vitrocerámica supondrá un gasto extra de unos 13 euros al mes; de cuatro en el caso de la televisión; y de dos euros por el horno. A su vez, la utilización de un ordenador portátil encarecerá la factura mensual en unos tres euros. En el caso de un hogar con dos miembros, el gasto extra será de unos 16 euros de media, lo que supone un incremento del 36% respecto a una factura tipo de 44 euros. O más, si siguen subiendo los precios de la luz. En marzo, hasta ayer, la tarifa que tienen gran parte de los consumidores domésticos (pvpc) se ha incrementado un 10%.
Sigamos con el agua. España es uno de los cinco países de la Unión Europea con el consumo por habitante más alto: 136 litros por persona. El País Vasco suele registrar una media algo menor, 112. El cuarto de baño se lleva un 73% y la cocina, un 19%. Para hacernos una idea, simplemente tirar de la cadena se puede llevar hasta 10 litros; y llenar la bañera, algo que ya deberíamos haber olvidado, puede llevarse hasta 250 litros, frente a los cien de una ducha generosa. Eso, por no hablar del agua que se desperdicia al dejar el grifo abierto al afeitarse o al lavarse los dientes. Al poner la lavadora, según la eficiencia del aparato, podemos gastar hasta 62 litros. Y en gestos como lavar un alimento se pueden ir hasta diez. «Ahora hagamos números con todos en casa», sugiere Gorostiaga.
Activar el bono social y la tarifas valle
La discriminación horaria es una modalidad de tarifa eléctrica donde se establece un precio para el kilovatio hora (kWh) más barato durante la noche y el doble de caro para las horas del día. Es un tipo de tarifa que permite ahorrar hasta un 30% en la factura de la luz. Del mismo modo, advierten de que «aquellos que pudieran tener acceso al bono social y no lo tengan activado, que llamen a su distribuidor y comercializadora y lo hagan». Eso sí, recuerdan, hay que tener en cuenta que «todo cambio de tarifa genera un gasto».