Viernes, Octubre 16, 2020
Es indiscutible que las medidas de higiene que se toman contra la covid-19 son imprescindibles. Pero también lo es que, en algunos casos, el lavado de manos, el uso de geles hidroalcohólicos y mascarilla están suponiendo algunos problemas de piel en niños y adolescentes. Los dermatólogos están viendo en consulta más casos de dermatitis en niños y alteraciones como el acné en adolescentes, que en los meses previos a la pandemia. En realidad, está dentro de lo previsible si tenemos en cuenta los geles hidroalcohólicos tienen una base alcohólica que reseca la piel. Pero además, como dice Raúl de Lucas, coordinador de Grupo de Dermatología Pediátrica de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología): “A veces también contienen otras sustancias como perfumes, que pueden provocar irritación y sequedad en la piel de las manos”. De ahí que los niños se quejen de picor e irritación.
Puesto que no por eso se debe bajar la guardia frente a la enfermedad, es importante tomar algunas medidas de precaución antes y después del uso de geles hidroalcohólicos y mascarillas. Para empezar, hay que tener en cuenta que, con frecuencia, estos geles se pueden sustituir por el lavado de manos con agua y jabón. Aunque también aquí hay que saber escoger. “Los jabones con pH elevado, sobre todo los alcalinos pueden alterar el manto hidrolipídico de superficie, es decir la grasita que tenemos en la piel y que nos protege de irritaciones; y eso va a hacer más sensible la piel”, afirma el dermatólogo de la AEDV.
Por otro lado, es importante hacer un buen secado, comenta De Lucas: “Es muy frecuente en niños secarse solo la palma, lo que hace que se acumule la humedad o incluso restos de detergente en el dorso de las manos o entre los dedos, que provoca inflamación en la piel”.
¿Y si no hay agua?
Está claro que la opción del agua y el jabón no es aplicable a todas las situaciones. No lo es en el parque, ni en el transporte público o si el niño se cae en la calle. En tal caso, hay que recurrir a los geles hidroalcohólicos. Se recomienda elegir los que no contengan perfumes, “para minimizar el riesgo de reacciones de fotosensibilidad que se pueden dar más fácilmente con la presencia de algunos aromas y esencias”. Vamos, que por mucha gracia que les haga a los peques, hay que olvidarse de esos que huelen a gominola o golosina, o dejarlos solo para ocasiones especiales. Pero, además, hay que hacer un uso “razonable y prudente de estos productos. Vemos que hay personas que los usan como si fueran cremas hidratantes. Recomendamos utilizarlos un máximo de 10 veces al día”, asegura De Lucas. Para este dermatólogo, es más útil insistir en que no se lleven la mano a la boca o la nariz y que no se chupen los dedos, que el constante lavado de manos.
Todo parece indicar que la clave está en llegar a un equilibrio entre la seguridad y la obsesión. Pero también en reparar. Es decir, mantener las manitas de los niños hidratadas, pero de nuevo sin pasarse. “Cualquier crema corporal infantil es adecuada para ponerles en sus manos. No es necesario que sea una crema específica”. Y no se recomienda que se haga más de dos veces al día.
Por otro lado nos encontramos con que los adolescentes están siendo víctimas de uno de sus peores enemigos: el acné. Esas características erupciones cutáneas se están viendo alentadas a causa del uso de las mascarillas y su correspondiente “aumento de la humedad vinculado al vapor de agua que se genera por la exhalación de aire durante horas”, lo que favorece que los gérmenes produzcan inflamación de las glándulas sebáceas y oclusión de los poros, “mucho más frecuente entre aquellos jóvenes que ya presentan este problema”, asegura De Lucas. Hay que pensar que hablamos de un grupo de edad propicio a estos incómodos y antiestéticos granitos.
“Los filtros de algunas mascarillas, como las quirúrgicas pueden liberar trazas de formol y de bronopol que son un tipo de conservante que puede provocar enrojecimiento e irritación. Realmente estamos usando algo extraño muchas horas al día. La consecuencia de todo ello es que puede producir un cambio en la flora bacteriana cutánea”, comenta el dermatólogo. De hecho, “también puede derivar en el empeoramiento de otros problemas dermatológicos como son la rosácea, la urticaria por presión, la dermatitis de contacto o por fricción”.
Para evitarlo en lo posible, De Lucas aconseja no usar maquillaje y mantener la cara limpia usando agua templada y limpiadores suaves no jabonosos y sin fragancias; y mantener la cara hidratada. Más aún “si el adolescente tiene la piel grasa y con tendencia al acné, en cuyo caso conviene apostar por una crema hidratante específica para ese tipo de piel acnéica”. Y en caso de que el acné persista y aumente, “habrá que poner un tratamiento según el tipo de acné que veamos. Suelen ser muy cómodos porque son de uso nocturno, de modo que no interfiere en el empleo de mascarillas durante el día”, concluye el dermatólogo.