Cumplir los requisitos de vinculación, evitar los descubiertos o activar la correspondencia online son algunas prácticas con las que ahorraremos dinero
Tener una cuenta corriente sin comisiones es fácil, pero acabar pagando por ella, también. Basta con que incumplamos algún punto del contrato, nos quedemos en números rojos o hagamos un par de transferencias en una oficina para que nuestro banco nos acabe cobrando comisiones. En la actualidad, tenemos a nuestro alcance una amplia oferta de cuentas corrientes gratuitas con las que podremos hacer transferencias, reintegros en cajeros o asociar tarjetas sin desembolsar ni un solo euro. Pero no hay que bajar la guardia. Cualquier despiste le puede salir muy caro a nuestro bolsillo y si queremos que el servicio nos salga gratis, vale la pena prestar atención a estos cinco consejos.
1. Cumplir los requisitos de vinculación
La clave para no pagar comisiones es cumplir las condiciones que la cuenta tenga en cada momento. Pero hay que recordar que el banco tiene derecho a cambiar las condiciones de una cuenta corriente de forma unilateral en cualquier instante, siempre y cuando avise al cliente con dos meses de antelación.
Debemos fijarnos, sobre todo, en los requisitos de vinculación que tenemos que cumplir para no pagar comisiones. Por lo general, suele ser necesario domiciliar ingresos regulares en la cuenta y cumplir alguna obligación extra como, por ejemplo, cargar varios recibos al trimestre o usar un mínimo de veces la tarjeta asociada para no pagar, aunque algunas cuentas, principalmente las digitales, pueden no tener ninguna condición de vinculación. De hecho, hay cuentas sin comisiones que no obligan a domiciliar la nómina ni otros ingresos ni tampoco a mantener un saldo mínimo.
Por otra parte, también es importante comprobar por qué canales podemos operar para mantener la gratuidad de la cuenta. Cada vez más cuentas están pensadas para clientes con un perfil digital y no cobran comisiones, siempre y cuando la operativa básica (transferencias, reintegros, etc.) se lleve a cabo a través del cajero, de la web o de la aplicación de la entidad. Si se acude a las oficinas, el banco puede cobrar por algún servicio.
2. Evitar los números rojos
Los descubiertos se pagan caros. Quedarse en números rojos supone asumir una deuda con la entidad la cual devengará intereses a favor del banco.
Además, también puede cobrar una comisión por la apertura del descubierto (las principales entidades de España suelen aplicar una comisión del 4,5 % con un mínimo de 15 euros). La mayoría recuerdan en su libro de tarifas que, de acuerdo con lo establecido en la Ley 16/2011, la comisión percibida junto con los intereses no podrá dar lugar a una TAE que sea superior a 2,5 veces el interés legal del dinero.
Por otra parte, para sufragar los gastos en los que incurre la entidad al reclamar la regularización del saldo de la cuenta, los bancos pueden cobrar una comisión por reclamación de posiciones deudoras, que varía de forma considerable de uno a otro. Las tres principales entidades de España cobran por este concepto entre 30 y 49 euros.
3. Activar la correspondencia online
La mayoría de los bancos envían casi todas sus comunicaciones a través del buzón virtual de su web o su aplicación móvil o por correo electrónico y repercuten al consumidor los gastos de correo, si este prefiere recibir todas las comunicaciones por correo postal. Por lo general, para evitar este gasto, basta con activar la correspondencia online a través de la banca virtual. El Banco de España advierte, en su ‘Memoria de Reclamaciones’ de 2019, que no “se considera una buena práctica bancaria que las entidades repercutan los gastos de correo a sus clientes cuando estos han dado instrucciones inequívocas de que no se les remita ninguna comunicación por este medio”.
4. Revisar la política de cajeros
Sacar dinero en un cajero que no sea propiedad de nuestra entidad nos puede llegar a costar hasta dos euros en España. Si queremos evitar pagar por los reintegros, debemos asegurarnos de hacer la operación a débito y acudir solo a los cajeros de nuestro banco o a los de aquellas entidades con las que la nuestra ha llegado a un acuerdo. En este sentido, los principales bancos de España solo permiten sacar dinero gratis de sus propios terminales, ya que su red está formada por miles de máquinas, mientras que los bancos con un parque de cajeros reducido o muy concentrado geográficamente suelen permitir sacar dinero gratis de otros bancos. Si acabamos retirando efectivo de un cajero cuyo coste no esté bonificado, nuestro banco nos acabará repercutiendo la comisión que el propietario del terminal le traslade a él.
5. Viajar al extranjero preparado
Sacar la tarjeta fuera de España suele estar penalizado. Por un lado, pagar una compra en una moneda distinta al euro conlleva, por lo general, el abono de una comisión por cambio de divisa (alrededor del 3 %), aunque en ocasiones, en lugar de una comisión, el banco aplica un tipo de cambio más caro de lo habitual, en vez del tipo de cambio de Mastercard o Visa.
Y, por otro lado, sacar dinero de un cajero ubicado fuera de España supone pagar una comisión por el uso de una red internacional (alrededor del 4 % con un mínimo de tres euros) y si, además, la extracción no es en euros, habrá que hacer frente a la citada comisión por el cambio de moneda.
En estos casos, la solución pasa por llevar en la cartera una tarjeta que no cobre comisiones por cambio de divisa, que aplique el tipo de cambio interbancario o el de Mastercard o Visa, muy cercanos al real, y que permita sacar dinero del extranjero gratis o con un coste reducido. Este tipo de tarjetas podremos obtenerlas gratis en varias entidades, principalmente en las compañías fintech.
Hay otra comisión adicional, llamada surcharge fee, que nos la puede cobrar el propietario del cajero al sacar dinero, y que no depende de nuestro banco. En este caso, para evitarla, podemos ir probando en varios cajeros distintos hasta que encontremos uno que no nos la cobre.