Cientos de miles de hogares abandonaron en 2018 la tarifa regulada de la luz para acabar en el mercado liberalizado seducidos por las ofertas de las eléctricas o, directamente, sin saber realmente qué es lo que estaban haciendo. Sólo en 2018 dieron el salto un total de 301.606 hogares, un 2,6% de los que todavía hoy permanecen bajo el modelo de suministro establecido por el Ministerio de Transición Ecológica. La cifra equivale a 826 mudanzas eléctricas diarias.
El trasvase de usuarios desde el conocido como Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) -antigua Tarifa de Último Recurso (TUR)- no es nuevo y pone en evidencia la incapacidad de los distintos gobiernos para seducir a los consumidores con una oferta regulada clara y transparente. Sólo desde 2014 más de tres millones de consumidores han abandonado esta tarifa atraídos por el mayor número de ofertas en el mercado liberalizado o empujados inconscientemente por la eléctrica de turno, como evidencian varios expedientes sancionadores sobre malas prácticas aprobados por la CNMC en los últimos años.
La cifra de cambios contrasta bastante con los datos de desconocimiento del propio mercado eléctrico que publica periódicamente el propio regulador energético. Según su último panel de consumidores, un 67% de los usuarios desconoce si es abastecido en el mercado regulado o libre y un 38% admite no tener ni idea de qué tipo de tarifa -horaria, nocturna, de precio fijo...- paga cada mes.
La mayor parte de los movimientos está vinculado con la campaña de las grandes eléctricas para potenciar su cartera de clientes libres, donde ambas partes -cliente y suministrador- acuerdan de manera bilateral unas condiciones de precio y suministro. Estas incluyen desde un precio fijo anual hasta variaciones del coste del kilovatio por franjas horarias o diarias adaptadas al perfil de consumo. En el caso del PVPC el coste del kilovatio hora viene dado por la fluctuación de un mercado mayorista que varía hora a hora y no incluye servicios adicionales.
En 2018 dos de cada tres cambios de suministro desde el mercado regulado se produjeron dentro de una de las seis grandes eléctricas -Iberdrola, Endesa, Naturgy, EDP, Viesgo y CHC- que tienen asignado el rol de suministradoras reguladas. Es decir, son estas compañías las que han propuesto a sus propios clientes un cambio de contrato que puede incluir servicios adicionales como asistencia o mantenimiento y descuentos en la parte fija del recibo.
Su objetivo es batir al PVPC, que en principio es el precio más bajo al replicar hora a hora el coste del mercado mayorista de electricidad. Esta situación, no obstante, otorga a este suministro un fuerte componente de volatilidad por los altibajos que experimenta el coste eléctrico a lo largo del año en función, principalmente, de condiciones climatológicas.
Pero no todas las empresas mantuvieron en 2018 la misma pauta comercial. El grupo más activo en intentar mudar a sus clientes el pasado ejercicio fue Iberdrola, que ya acumula 6,6 millones de usuarios domésticos en el mercado liberalizado tras engordar con 38.000 nuevos suministros su cartera comercial. Va en línea con el incremento experimentado por Endesa (+45.000), si bien el grupo sigue perdiendo clientes a nivel global por la pérdida de cuota en el negocio regulado.
Por otro lado, Naturgy sufrió el pasado año la primera reducción de usuarios en el mercado libre por parte de una gran eléctrica, con 96.000 clientes cedidos. La caída coincide con la llegada de Francisco Reynés a la cúpula de la compañía y la nueva estrategia de optimización de carteras, que llevó al grupo a depurar miles de contratos con clientes que se abastecían a precio fijo y que no eran rentables para el grupo, sobre todo grandes industriales.
La liberalización del mercado eléctrico ha llevado también aparejado el florecimiento de decenas de nuevas comercializadoras eléctricas que intentan poco a poco arrebatar parte de la tarta energética a los grandes conglomerados empresariales. Actualmente hay registradas 314 suministradoras de electricidad en el país, si bien algunas están enfocadas hacia mercados muy concretos como las pymes o pertenecen a grandes grupos industriales a los que autoabastecen. Estas empresas se han hecho con 1,1 millones de clientes en los últimos cinco años.
En la batalla eléctrica también han irrumpido en los últimos años otros gigantes energéticos como Repsol y Cepsa, que combinan el suministro de kilovatios hora con descuentos en el precio del carburante. Ambas empresas contraatacan así a Iberdrola, Endesa y Naturgy, que tienen en marcha potentes planes de impulso al coche eléctrico para competir con las petroleras en el negocio de la movilidad.