Conclusiones de las III Jornadas Europeas de sobreendeudamiento
Tal y como veníamos anunciando en números anteriores, tras la celebración de las III Jornadas Europeas de Endeudamiento celebradas en el mes de octubre de 2007 se han obtenido interesantes conclusiones que procedemos a detallar:
El sobreendeudamiento de los hogares, que ha entrado a formar parte de los riesgos que pueden afectar de forma negativa a la estabilidad de nuestra economía, en la medida en la que entran en juego una multitud de agentes e influye en variables que juegan un papel decisivo en su equilibrio.
El sobreendeudamiento no sólo proviene del comportamiento irresponsable de los hogares, sino también de un entorno en el que las familias se ven presionadas hacia el consumo. De un lado, a través de la publicidad, ya no como mecanismo de promoción comercial, sino como escaparate de modos de vida a los que se accede a través de la adquisición de los productos que se anuncian.
De otro, por la flexibilización de los mecanismos de acceso a crédito por parte de las entidades financieras tradicionales, en un contexto de liberalización de mercados, que lejos de favorecer a las personas consumidoras a través de la reducción de tarifas, ha agudizado la competencia entre entidades por la captación de clientela, siendo el crédito al sector hogares uno de los mecanismos más rentables para elevar el beneficio de las entidades financieras. En tercer lugar, han aparecido nuevas entidades crediticias, que actúan con criterios aún más flexibles y una mayor rapidez en la concesión de los fondos, a costa de unos mayores tipos de interés y unas comisiones más elevadas, siendo especialmente preocupante el papel que juegan como alternativa a eventuales situaciones de insolvencia para atender las cuotas de otras deudas o para su refinanciación o reunificación.
Este panorama contribuye a incrementar el riesgo de insolvencia de muchos hogares ante situaciones adversas, lo que no sólo tiene consecuencias sobre las propias familias, sino que puede incidir sobre el nivel de demanda interna. El comportamiento futuro del consumo de las familias dependerá, en buena medida, de que las subidas de tipos de interés y de los precios continúen produciéndose de manera suave y faciliten su asimilación y adaptación a las economías familiares de una manera progresiva.
La actual coyuntura económica y las grandes transformaciones sociales de los últimos veinte años han generado el caldo de cultivo necesario para impulsar el cambio de una cultura ahorradora a otra altamente consumista. Situación que ha resultado ser determinante para explicar los actuales volúmenes de las deudas acumuladas por las familias, hasta llegar a alcanzar situaciones extremadamente vulnerables generadas por el aumento de los tipos de interés, por gastos inesperados o por pérdida del empleo, etc.
La percepción de creciente endeudamiento es un motivo de preocupación para el conjunto de las personas consultadas, aunque no supone necesariamente un reflejo de la situación personal, ya que no se percibe preocupación real por el grado de endeudamiento propio. No obstante, el estilo de vida, la tendencia consumista y la frecuencia de uso de los productos financieros puesto de manifiesto en las distintas reuniones podría evidenciar cierta inquietud no confesable por la propia situación.
Aunque se apunta especialmente la inadecuada gestión de las entidades bancarias a la hora de conceder o cambiar las condiciones de un crédito como unos de los factores que han contribuido en mayor medida al incremento del endeudamiento familiar, la aceleración del proceso es el resultado de la confluencia de varios factores: aumento de la renta disponible, reducción del ahorro, alto consumismo, creación de empleo, abaratamiento de los costes financieros de las hipotecas, cambio en las condiciones de las hipotecas, incremento de la demanda de segundas viviendas por residentes y no residentes, cultura de la vivienda en propiedad, alto coste del alquiler y aumento de la preocupación por el ocio y el disfrute del tiempo libre.
La edad y el nivel de ingresos medios determinan la aparición de comportamiento diferenciados en la actitud frente al gasto. Los grupos de edad más jóvenes están más endeudados, generalmente resultado de la adquisición de préstamos hipotecarios: son más consumistas. Los grupos de edad más avanzada tienen una cultura más ahorradora.
Por su parte, las familias de ingresos medios-bajos recurren en mayor medida a productos financieros para seguir manteniendo los niveles de consumo deseados. Solicitan préstamos personales y de forma menos notable también se destinan al desarrollo de actividades de ocio y a la satisfacción de deseos personales (vacaciones, etc.).
La utilización de los mecanismos de financiación, se recurre a ellos porque no hay alternativas. Tienen una menor frecuencia de uso de las tarjetas de crédito siendo, en ocasiones, un recurso de uso puntual por la dificultad que supone el control de los gastos. Precisamente su eliminación supone una de las primeras medidas de ahorro. Un segmento importante llega a final de mes con ciertos apuros económicos. El nivel de endeudamiento es muy alto.
En general, las familias conocen el importe de sus deudas, aunque no existe un conocimiento exhaustivo de la distribución entre las distintas partidas, especialmente las que corresponden a los gastos efectuados con tarjetas de crédito. Esto pone de manifiesto que la percepción de control total no es tan real como se percibe, si bien en muchos casos esta percepción está conscientemente sesgada por la necesidad de desconocer el nivel real de gasto asumido por las familias.
El préstamo hipotecario es el producto financiero más demandado, ya que en la práctica totalidad de las familias el gasto destinado a la vivienda es el más elevado. El recurso a los préstamos personales está igualmente generalizado. En cuanto a los créditos rápidos, existe un segmento de población que ha recurrido a ellos en alguna ocasión.
En definitiva, una vez concluidas estas jornadas se considera que para hacer frente a los posibles efectos del sobreendeudamiento se deberían llevar a cabo medidas de sensibilización, prevención y acción.
Cada una de ellas pretende proporcionar soluciones al momento concreto en el que se hallan los hogares en relación a su nivel de endeudamiento. Las primeras pretenden informar y concienciar a las personas como consumidores de la existencia de factores reales que les pueden hacer incurrir en niveles de endeudamiento excesivo. Las segundas tienen como fin tanto poner a disposición de las mismas los mecanismos vigentes en la actualidad para evitar su endeudamiento excesivo, como proponer sistemas que amplíen el margen de actuación antes de adquirir los compromisos crediticios. Por último, las terceras persiguen que la persona consumidora sobreendeudada pueda devolver los importes adeudados y, al mismo tiempo, tenga la capacidad de rehacerse patrimonialmente y poder continuar su trayectoria vital sin verse abocado necesariamente a situaciones de marginalidad.
Para concluir, añadiremos que no es posible un cambio en la situación de solvencia de los hogares, sin un cambio en la actitud frente al consumismo, sin un verdadero cambio en los hábitos que generen una necesidad menor de gasto o, al menos, un gasto más racional, más responsable.